Titulo: Juan José O’Connor : Censo Carcelario y Proyecto de Cárcel Mínima

Autores: Hernán Olaeta – Alejo García Basalo

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Alejo García Basalo.

El arquitecto Alejo García Basalo es un experto en el diseño de cárceles y prisiones. Trabajó en el Servicio Penitenciario Federal y en el Ministerio de Justicia de la Nación. Dictó conferencias sobre la temática en Argentina, Chile, Brasil, Colombia, Honduras y Tailandia. Ha escrito numerosos artículos sobre el diseño de prisiones, la historia de la arquitectura penitenciaria y la prevención del delito mediante el diseño ambiental. Es miembro de la Fundación Internacional Penal y Penitenciaria.

Hernán Olaeta

Hernán Olaeta es abogado, con posgrado en Derecho Penal y Magister en Metodología de la Investigación Social. Es director nacional de Política Criminal del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. También es investigador y docente universitario. Ha escrito numerosos artículos sobre criminología y estadísticas criminales y carcelarias.

Si tuviésemos que evaluar la calidad de los funcionarios argentinos por la diferencia entre lo que encontraron y lo que dejaron luego de su gestión, no cabe duda de que Juan José O’Connor estaría entre los primeros lugares. Y si ponderáramos esa selecta lista por la cantidad de recursos con los que contaron para llevarla a cabo, lo incluiríamos en un rango de excepción. Los dramáticos cambios que realizó en el sistema carcelario argentino, estando a cargo primero de las cárceles territorianas y luego de las nacionales, en la primera mitad del siglo XX estarían llamados a perdurar más allá de ese ciclo. ¿Cuáles fueron los fundamentos en que O’Connor basó su accionar? En nuestra opinión fueron dos: el conocimiento práctico y el científico. Pensemos que la realización de estudios y estadísticas sobre delincuencia era algo muy valorado por los discursos criminológicos y los saberes de la nueva ciencia penal de principios de siglo XX, pero paradójicamente tuvo poco desarrollo en nuestro país. Una de las pocas iniciativas relevantes fue la realización del primer censo carcelario en el año 1906, a instancias del por entonces director de la Penitenciaria Nacional Antonio Ballvé. Mucho fue lo que tuvo que trabajar O ́Connor para que esta iniciativa pudiera repetirse. Sin embargo, a pesar de muchas experiencias frustradas en el medio, con pocos recursos y con escaso apoyo político, logró la realización de un nuevo censo nacional en el año 1932.

El Censo Carcelario Nacional del año 1932 expresa cabalmente el complejo proceso de implementación de un estudio de alcance nacional en un contexto difícil y el valor que tiene la figura de emprendedores como Juan José O ́Connor. Los escasos resultados que tuvo este relevamiento y su precaria difusión, atentan contra un análisis riguroso de la información, pero, con estas limitaciones, igual nos permite constatar algunas aproximaciones vitales para conocer la situación carcelaria por entonces. Sus resultados, sin duda, le permitieron a O’Connor una apreciación más completa de la realidad penitenciaria nacional al proyectar la ley de ejecución de la pena y organización carcelaria No 11.833. Luego de este trabajo vinieron muchos años de falta casi total de información estadística sobre las unidades de detención del país, algo que recién con Pettinato se intentará, con resultados dispares, corregir. El rol fundamental de ciertos emprendedores -como Ballvé, O ́Connor, Pettinato- nos muestra que la producción de información científica parece más relacionada con la sagacidad, perseverancia y nivel de influencia de algunos emprendedores que con verdaderas políticas de Estado. Por otro lado, en materia de arquitectura penitenciaria argentina la Cárcel Mínima de O’Connor constituye, junto con la Penitenciaría Nacional y el Complejo Penitenciario de Ezeiza, uno de los tres hitos arquitectónicos que significaron el cambio de una era en este campo. El célebre edificio de la avenida Las Heras fue la nave insignia del partido radial durante el siglo XIX y el Complejo Penitenciario de Ezeiza impulsó una renovación de los espacios carcelarios hacia fines de la centuria siguiente. Sin embargo, aunque modesta desde el punto de vista de su envergadura, la Cárcel Mínima posibilitó la extensión del programa penitenciario de O’Connor y consolidó la supremacía del partido paralelo durante más de medio siglo. La sencillez y dignidad de su arquitectura, que contenía los espacios básicos de un moderno régimen penitenciario, se combinó con una concepción realista en su ejecución y presupuesto. Guiado por los principios de un pequeño texto que el mismo O’Connor distribuía, sus directores  llevaron adelante la construcción de estos edificios por sus propios medios, concretamente en General Roca (Río Negro) y en Rawson (Chubut), empleando la mano de obra de los penados y fabricando ellos los mismos materiales que se utilizaban en la obra. No hubo ni antes ni después una tarea desarrollada en esta forma y con tanta eficacia, aunque muchas veces se declamara este proceder. Una vez puestos en funcionamiento, y en combinación con amplias superficies de terreno que posibilitaron el trabajo al aire libre, despertaron la admiración de sus visitantes, no por la elocuencia de sus edificios, de espacios ampliamente iluminados, sino por los resultados obtenidos.

Introducción
José Daniel Cesano y Jorge A. Núñez

Prólogo. Juan José O’ Connor: Censo carcelario y proyecto de cárcel mínima
Alejo García Basalo y Hernán Olaeta

La situación carcelaria argentina en cifras. Juan José O ́Connor y el Censo Carcelario Nacional de 1932
Hernán Olaeta

Censo carcelario nacional levantado el 1° de marzo de 1932 La modernidad en la arquitectura penitenciaria: el Proyecto de Cárcel Mínima de O’Connor
Alejo García Basalo

Proyecto de cárcel mínima para provincias y territorios nacionales
Juan José O’Connor